La noche tan esperada

 Te veo mirando al vacío y me pregunto qué piensas.

Espero que no sea en él, creo que ya te ha hecho mucho daño... Espero que estés pensando en mí, en nosotros, en este momento. Finalmente nos vemos luego de tanto tiempo, por fin puedo compartir contigo esas cosas que siempre quise hacer. No es el mejor momento, de hecho, ni siquiera deberíamos estar aquí, pero finalmente pude y quiero compartirlo contigo.

¿Y ese suspiro? Lo he visto antes. Recuerdo haberlo escuchado cuando nos despedimos aquel diciembre. ¿Nuevamente es angustia? ¿Otra vez te duele la vida? Por favor, perdóname. Trato, de verdad trato de que te sientas bien, de hacerte feliz, aunque sea este breve instante. He procurado que todo salga bien, cada momento lo he calculado, lo he previsto. ¿Hay algo que pueda hacer para que nuevamente me mires?

Supongo que las cosas no se pueden superar de un momento a otro ¿verdad? Yo te amé tanto y aun así te perdí de una forma tan patética. Veo mis errores en los suyos, veo como nuevamente alguien te hace daño por las mismas razones absurdas que yo: simplemente, no lo saben, quizá no lo sepan hasta que sea tarde, como pasó conmigo. Quizá lo noten cuando te hayas marchado, como me pasó a mí.

Ahí estás de nuevo llorando. Dejas caer lágrimas y yo sigo sin poder articular nada para hacerte sentir mejor. Quiero encontrar la forma, las palabras, el abrazo perfecto para que no te sientas tan mal. Me siento tan culpable porque ahora sé, finalmente lo sé, el cómo puedo hacerte infinitamente feliz. Anduve buscando en la dirección opuesta y hallé las respuestas. La forma correcta de amarte está escrita en tu espalda, solo es visible cuando te vas.

Acá estoy, viviendo finalmente uno de los propósitos que tenía contigo: una noche especial, para los dos, una donde pudieras disfrutar de cada cosa y donde pudiéramos reír juntos. Sin embargo, parece que estoy solo. No estás conmigo, tu mente está con él, quizá buscándolo, quizá pensando en cómo decirle lo mucho que lo extrañas y que todo el tiempo ocupa tu mente. Lo siento, si no te hubiera dejado partir, nada de esto estaría pasando.

Lo siento por arruinar tu noche. Ahora me marcho y posiblemente no lo notes.

Gracias por permitirme vivir este sueño contigo. Parece que cumplí demasiado tarde, ya no estabas allí.




Jaime Villada Vélez - Saeta Roja

Gracias por inspirar estas palabras.

Comentarios

Entradas populares