Celebro tu vida
En la vida hay personas que simplemente llegan y se van, y otras cuyos recuerdos viven en las cosas que dejaron tras ellos, en momentos, lugares, palabras, algún cuadro en la pared y alguna pincelada en el alma.
Celebro tu vida, esa que has compartido conmigo en migajas, esa de la que tampoco soy parte. Celebro haber coincidido de la forma menos precisa y más accidentada posible. Celebro hacer parte de algún tiempo pasado donde todo fue igual de inoportuno y efímero que ahora y anhelo al menos no desaparecer de los días futuros que vivas.
En este espacio entre nosotros, de este lado del abismo, sin temor a equivocarme aseguro que fui el que más quiso, el que más deseó y el que aún espera. Te deseo vida, alegría, felicidad, amor... todo aquello que de mí no obtuviste y que espero des con ello, porque el amor también consiste en renunciar y dejar ir.
Te agradezco incluso lo malo, lo triste, lo desolador. Gracias por ser palabra, por ser poema, por ser encuentro y ser pretexto, por ser amarga, por ser dulce, por ser alegría, por ser desgracia. Gracias por aparecer y revolcarme la vida y por desaparecer y destrozarla. Gracias por reaparecer y ponerme de cabeza, y por irte sin despedirte ni cerrar la puerta. Que cada día esté lleno de promesas y logros para vos, que cada día seas más tú, seas esa persona de la que enamoré hace tiempo y seas esa persona por la que aún hoy suspiro, todavía quema, todavía pesa el hubiera, pero siempre hemos sido eso: distancia, pasión y dolor.
Te mando un abrazo que te recorra toda, y te mando un beso que guardes, que puedas poner en tu pared, algo mío, pequeño, que pueda permanecer en ti.
Celebro tu vida, esa que has compartido conmigo en migajas, esa de la que tampoco soy parte. Celebro haber coincidido de la forma menos precisa y más accidentada posible. Celebro hacer parte de algún tiempo pasado donde todo fue igual de inoportuno y efímero que ahora y anhelo al menos no desaparecer de los días futuros que vivas.
En este espacio entre nosotros, de este lado del abismo, sin temor a equivocarme aseguro que fui el que más quiso, el que más deseó y el que aún espera. Te deseo vida, alegría, felicidad, amor... todo aquello que de mí no obtuviste y que espero des con ello, porque el amor también consiste en renunciar y dejar ir.
Te agradezco incluso lo malo, lo triste, lo desolador. Gracias por ser palabra, por ser poema, por ser encuentro y ser pretexto, por ser amarga, por ser dulce, por ser alegría, por ser desgracia. Gracias por aparecer y revolcarme la vida y por desaparecer y destrozarla. Gracias por reaparecer y ponerme de cabeza, y por irte sin despedirte ni cerrar la puerta. Que cada día esté lleno de promesas y logros para vos, que cada día seas más tú, seas esa persona de la que enamoré hace tiempo y seas esa persona por la que aún hoy suspiro, todavía quema, todavía pesa el hubiera, pero siempre hemos sido eso: distancia, pasión y dolor.
Te mando un abrazo que te recorra toda, y te mando un beso que guardes, que puedas poner en tu pared, algo mío, pequeño, que pueda permanecer en ti.
Jaime Villada Vélez
Saeta Roja
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